Corte en trozos el abadejo (que ya remojó e hirvió). Rebócelos con harina y saltéelos en un poco de aceite de oliva. Agréguele 1 cebolla picada, 1 lata de tomates al natural igualmente triturados, un dedalito de azafrán, un ramito de aromáticos, 1 cucharada de conserva de tomates diluída en un poco de agua, y caldo suficiente para cubrir el pescado. Cuando rompa el hervor, agregue unas rodajas gruesas de papa y deje hervir despacito hasta que estén cocidas. Pruebe, rectifique - o no- la sal, vierta en una cazuela, espolvoree con perejil picado y... ¡olé!
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