Brillant Savarin dijo una vez que “una comida sin queso es como una mujer a
la quien le faltara un ojo”. Si yo en este momento imitara a Savarin (¡que
la Corte de Casación me salve!) agregaría otro aforismo extra: “Una comida sin postre es como un queso
Gruyere al que le faltaran todos los agujeros…”. Tal la importancia que le
doy al postre en el planeamiento de un menú. Si, ya sé: ¡a veces el tiempo no
alcanza para todo! (“Lo terrible del
tiempo perdido es que ni siquiera se emplea mal.” GARCÍA MARTÍ.) ¿Acaso no
existen postres simples, rápidos, ricos y deslumbrantes? Pele 6 lindas
manzanas, córtelas en cuadraditos y agrégueles, por cada unidad: 1 cucharada de
agua y otra de azúcar. Cocínelas hasta que estén blanditas y luego aplástelas y
siga cocinando hasta obtener un delicioso puré espeso. Así las cosas, déjelo
enfriar, mientras elige las mejores copas que tenga usted o su vecina. (“Presta solamente aquello cuya perdida
puedas soportar.” G. HERBERT.) Ahora ponga en el fondo de cada copa una
capa de puré de manzanas, luego una capa de crema chantilly y, por último, un
manto grueso de chocolate rallado. Detalle clave: dejar las copas en el
congelador por lo menos 4 horas antes de servir. Y trate de disimular su
satisfacción cuando los comensales saboreen el postre deslumbrados e intrigados
acerca del costo y el trabajo que le habrá llevado hacerlo. “Más vale ignorar del todo que conocer a medias.” SÓFOCLES.) ¿De
acuerdo? ¡GLUP!
No hay comentarios:
Publicar un comentario