Por más que insistamos en que las
Malvinas son argentinas, debemos reconocer que las mejores especialidades de la
repostería navideña que nos gusta saborear son inglesas, con toda su
reminiscencia de sabor a jengibre. ¿Comenzamos ya a preparar esos corazones
deliciosamente azucarados que, envueltos en celofán, duran justo hasta el
momento en que alguien los descubre? “No
se puede desear lo que no se conoce.” (VOLTAIRE). Bata ¾ de taza de azúcar
con 50 gramos de manteca hasta obtener una crema y agréguele, de a uno por vez,
4 huevos. Luego incorpórele todo esto: 1 cucharada de whisky, ½ taza de miel, 1
cucharadita y media de canela, 1 cucharadita de jengibre, ¼ de cucharadita de
clavo molido, 30 gramos de chocolate rallado, un poco de nueces picadas, otro
poco de cáscara de naranja abrillantada y picadita y… (¡ufa!) y por último: 1
taza y media de harina tamizada con 1 cucharadita y media de polvo para
hornear. ¿Qué le parecen demasiados ingredientes para una golosina? “El Yo es Insaciable” (PASCAL). Ahora
vuelque todo el pegote en una asadera enmantecada y enharinada, de modo que
quede una pasta de 1 cm y ½ de espesor, aproximadamente. Y cocine en horno
moderado hasta que toda la casa huela a Navidad. (La masa debe estar cocida
pero no seca). Entonces, sí: retire del horno, deje enfriar en la misma placa y
luego recorte en forma de corazones. (¡Los sobrantes para mí!) Paso final:
pincelarles la superficie con glasé real y luego pegarles alguna figurita
navideña; o – si no le gusta masticar papel – dejar secar y volver a decorar
con glasé más espeso coloreado, puesto en cartuchito de papel. (¿Puedo hablar
de “cartuchito” sin recordar todo lo que aprendí del maestro Cattarossi en
“Buenas tardes, mucho gusto”?) “Miserable
cosa es pensar ser maestro el que nunca fue discípulo.” (FERNANDO DE
ROJAS).
No hay comentarios:
Publicar un comentario