¡Una torta requetefácil – pero rica – de esas que desaparecen en un abrir y cerrar de boca! ¿Listas? Pongan sobre la mesa 1 y ½ taza de harina leudante (yo uso las tazas gordas, de desayuno, equivalente a ¼ de litro) y agréguenle 100 gramos de manteca (o margarina… ¡bah!) y la ralladura de 1 limón gordo. Entonces con dos cuchillos o con un tenedor – ¡o como puedan! – traten de cortar la manteca con la harina a fin de convertirla en pelotitas del tamaño del arroz o arvejas chiquitas. Así las cosas, pongan todo el granulado en un bol y, revolviendo con un tenedor, mézclenle 4 huevos batidos con 1 taza de azúcar y el jugo del limón gordo. Esta operación debe ser rápida, para que los granitos de manteca no se unan entre sí y queden separados. ¿Verdad que parece un engrudo espantoso, lleno de “brujones”? ¡Así tiene que quedar! Vuelquen entonces el pegote en un molde enmantecado y enharinado y cocinen la torta en horno moderado, hasta que crezca y esté bien doradita (la maestra sabe…). O hasta que toda la escuela huela a torta de limón. Una vez cocida desmóldenla, déjenla enfriar y después, si quieren, báñenla con: 1 taza de azúcar impalpable tamizada, más el jugo de limón necesario como para hacer una pastita que corra por sí sola. ¿Le inventamos un nombre con las iniciales de ustedes? ¡“torta CEMEMIMA”!
No hay comentarios:
Publicar un comentario