La
masa de hojaldre se parece a la gente indecisa: llena de vueltas y
esperas. Por eso las dueñas de casa modernas casi siempre la descartamos
de nuestros planes. ¿Y si le digo que hace añares que existe una masa
de hojaldre que puede hacerse en sólo 3 minutos? Justo un momento antes
de salir de paseo y poder regresar para usarla como se le antoje.
(¿Palmeritas? ¿Cañoncitos? ¿Tarta de manzanas? ¿Empanadas de choclo?)
Como siempre, lleva igual cantidad de harina que de manteca (o margarina
vegetal o de la otra). Y todo, bien frío. Pero el procedimiento es
totalmente distinto al clásico. Ponga sobre la mesa 400 gramos de harina
y 400 gramos de manteca (o sucedáneo). Y córtela con dos cuchillos (o
el “utensilio” inventado para tal fin) hasta convertir a la manteca en
granitos de tamaño de arvejas. Entonces agréguele 1 pizca de sal, 1
cucharadita de limón y las cucharadas de agua helada necesarias como
para unir todo. Eso sí: ni se le ocurra usar directamente las manos. El
calor de las mismas derretiría la manteca y el secreto esta en que se
mantenga aislada en forma de granitos. Para tal fin use una cuchilla de
hoja ancha (o espátula) y vaya aplastando y removiendo la mezcla,
presionando, tal cual trabajan los albañiles.
Quedará formado un bollo de textura totalmente irregular y espantoso. Pero no se aflija: fea graciosa / mil veces mas temible que una hermosa…”.
Ahora busque un palote y estire sobre la mesa en forma de rectángulo
largo y angosto y doble en tres partes como muestra el dibujo
(espolvoree con un poco de harina si hiciera falta). Luego haga girar la
masa 180° de modo que los bordes abiertos queden frente a usted. Y de
nuevo estire. Y de nuevo doble. Y de nuevo gire. Y de nuevo estire. Y de
nuevo doble. Tres veces en total, sin compás de espera. Y ¡al fin!
Ponga la masa en un recipiente tapado en la heladera hasta su regreso.
Luego haga con ella cuanta cosa se le pueda ocurrir. ¿Quiere que le
enseñe los “fósforos”? Estírela en forma rectangular dejándola de 1 cm
de espesor y córtela en pequeños rectángulos del tamaño de masitas.
Cubra cada uno con una delgada capa de glasé real espeso, póngalas sobre
una placa humedecida con agua fría y cocine fuerte al principio (para
que la masa se abra en múltiples hojas) y suave después (para que se seque y resulte crocante). Una vez fríos, corte los “fósforos” por la mitad, úntelos con mayonesa y rellénelos con jamón glacé. ¿Qué prefiere… cerveza o martini?
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