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jueves, 24 de octubre de 2013

Buñuelos de queso


Son el salvavidas del menú cotidiano. Además, un buen pretexto para alejarse del horno y aceptar la sabiduría popular: ¡Al freír será el reír!...
               

  1. Ponga en un bol 250 gramos de harina.
  2. Haga un hueco en el centro y coloque allí ½ cucharadita de sal, 1 cucharada de aceite, 1 cucharada de vinagre, 2 yemas y 4 cucharadas de queso.
  3. Bata mientras le agrega leche en cantidad necesaria, como para formar un engrudo espeso (eh ¡¡¡¡tanto, noooo!!!!).
  4. Bata 2 claras a nieve y agrégueselas a la preparación anterior, uniendo suavemente.
  5.  Tome una cucharada de la pasta, hunda en ella un trozo de queso fresco y échelo a nadar en abundante aceite bien caliente. No tema que el queso se escape…
  6. Haga del mismo modo el resto de los buñuelos. Cuando estén bien doraditos de una lado, délos vuelta y dórelos del otro.
  7. Escúrralos sobre papel absorbente y sirva bien calientes.



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