¿Le cuento, ahora, el último bocadito para acompañar un Navarro Correas que inventé? Champiñones así de cabezones, sin el cabito (¡no los tire!) rehogados con manteca y cebollita rallada en sartén tapada; y luego rellenos con los cabitos procesados y mezclados con partes iguales de jamón cocido picadito, un poco de perejil, queso rallado, una clara, y bien condimentados. Acomode cada sombrerito (boca arriba) sobre discos de pan tostado untados con mayonesa y queso rallado… ¡y al horno, hasta gratinarlos bien! ¿Brindamos por la gente buena? ¡Chin-chin!
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