Ya lo sabemos, ya lo sabemos: los niños no deben tomar alcohol. ¿Pero quién dijo que íbamos a tomarlo? Los que se toman el vino de esta receta son los bizcochos vainilla. Y lo peor es que nadie se entera, porque están escondidos debajo de una montaña de crema pastelera (esa crema amarilla que la señora de al lado usa para rellenar bombitas). ¿Qué no lo crees? Sigue paso a paso esta receta y te convencerás. ¿De qué? ¡De que es un postre delicioso y blandito, como para abuelitas con cara de abuelitas y chicos con hambre de hormigas!
1. Colocar en una cacerolita 1 taza de azúcar junto con ½ taza de agua.
Dejar hervir hasta que el azúcar se disuelva y el líquido espese como un jarabe
para la tos (más o menos 10 minutos).
2. Retirar del fuego y agregarle 1 copa de vino oporto (o del licor que
mamá te deje usar).
3. Entonces abrir un paquete de bizcochos vainilla y sumergirlas de a
una por vez, dejando que se empapen bien con el almíbar. Luego escurrirlas con
cuidado…
4. … y acomodarlas en una fuente honda, que pueda ir a la mesa. Formar así
un fondo de vainillas borrachitas. Mientras tanto…
5. … colocar en una cacerolita 6 cucharadas de azúcar, 1 cucharada
colmada de harina y 2 huevos enteros (pero sin cáscara… ¿eh?). Batir muy bien
hasta que todo esté unido. Entonces…
6. … agregarle ½ litro de leche fría y revolver bien. ¡No!... Todavía
falta.
7. Poner la cacerolita sobre el fuego y revolver y revolver y revolver,
hasta que hierva, se espese y quede formada así una deliciosa crema pastelera. Retirála
entonces del fuego y dejála enfriar revolviendo de vez en cuando para que no se
endurezca su superficie. Si quieres inventar una crema distinta, una vez
retirada del fuego puedes agregarle 1 cucharada de manteca y 2 cucharadas de
dulce de leche. (Pero no divulgues el secreto… ¿eh?). Sino, puedes perfumar la
crema pastelera con ralladura de limón o esencia de vainilla.
8. ¿Listo? Ahora sólo resta cubrir con ella las vainillas borrachitas…
9. … y terminar de decorar la fuente con inocentes mitades de bizcochos
vainillas secos, formando un cerquito, y una guirnalda de copetes de crema y
cerezas en almíbar (o lo que se te ocurra inventar). ¡Alto! Este postre debe ir
a la heladera por lo menos dos horas antes de llevarlo a la mesa. Y cuando lo
sirvas, recuerda que “el que parte y reparte…” etcétera.
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