¿Me ayuda ahora a aterrizar en la cocina? ¡Al fin encontré entre mi desorden los famosos “marshmallows” que me pidió… ¿quién? Ponga en una cacerolita 1 y ½ cucharada de gelatina en polvo sin sabor, ½ taza de agua y 1 taza de azúcar. Revuelva constantemente sobre el fuego hasta que rompa el hervor y olvídese de la mezcla por 10 minutos. Al cabo de este tiempo ármese de coraje y eche esta especie de pegalotodo en la batidora. Bata a velocidad máxima hasta que todo esté convertido en una especie de “merengue italiano”. Vierta entonces en una asaderita enmantecada, de modo que la mezcla alcance un espesor de 2 y ½ cm aproximadamente. Ponga en la heladera - ¡no al congelador! – y olvídese de ella hasta que esté bien firme. Entonces retire, corte en cuadraditos o bastoncitos y rebócelos totalmente por azúcar impalpable tamizado. Hecho esto, distribúyalos en una fuente sin que se toquen entre sí y déjelos esta vez fuera de la heladera hasta el día siguiente. ¿Sabe cómo me contó una amiga invisible (Susana K.) que los saborean los chicos norteamericanos en plena Navidad (¡¡¡hace un frío!!!)?: pinchándolos en un palillo y haciéndolos rotar alrededor del fuego del hogar (o de una fogata), hasta que se acaramelan. A mi juicio: ¡los “bombones de nada” más livianitos del mundo!
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