INGREDIENTES
Almendras peladas, 200 gramos
Azúcar, 1 taza
Miel, 1 taza
PREPARACION
- Ponga las almendras peladas en un bol, cúbralas con agua hirviendo y déjelas así 5 minutos.
- Escúrralas y despréndales la cascarita marrón.
- Distribuya las almendras en una placa y tuéstelas en el horno teniendo especial cuidado que no se le quemen.
- Retírelas y lícuelas hasta convertirlas en polvillo.
- Ponga el azúcar y la miel en una cacerolita, coloque sobre el fuego y revuelva con cuchara de madera hasta que todo se funda y tome “punto de caramelo” (cuando al echar un poquito en agua fría enseguida hace ¡crack! y se endurece como vidrio…).
- Agréguele las almendras molidas, mezcle y vuelque sobre la mesada enmantecada. Deje enfriar.
- Una vez fría la preparación (un praliné… ¡bah!) pártalo a martillazos y aplástelo con el palote hasta obtener un granulado.
- Licue este granulado hasta obtener un polvillo muy fino.
- Vuelque el polvillo en una cubetera (o moldecito tipo budín inglés) forrado con “papel para cocinar” o papel aluminio.
- Presione bien la preparación. Y, por si esto fuera poco, adapte en su superficie un cartón grueso o una tablita y coloque sobre el un peso grande. Lo que nos proponemos es unir a presión toda la molienda.
- Deje la preparación así, en la heladera, hasta el día siguiente.
- Desmolde cuidadosamente el turrón (recuerde que es frágil) y envuélvalo de modo que parezca comprado en la Feria de las Naciones.
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