Nunca
me olvidaré de esta receta que una vez me mandaron desde Comodoro Rivadavia dos
amigos queridos: Ivo Sloboda y su simpática señora: ¡nada menos que una fórmula
sintética para imitar la “salsa ketchup”! Inmediatamente la puse en práctica…
¡por el color y el aroma una ketchup auténtica! De todos modos: un recurso
inteligente y original para salir del paso:
1)
Ponga en una cacerolita 1/3 de
taza de azúcar y 1/3 de taza de agua.
2)
Hierva hasta que tome punto de “hilo
flojo”.
3)
Agréguele 3 cucharadas soperas de
extracto de tomates (“conserva”… ¡bah!) y 1 hoja de laurel, ½ cucharadita de
pimienta en grano y ½ cucharadita de orégano.
4)
Haga hervir unos segundos (si
espesara demasiado agréguele un poquito de agua).
5)
Retire y condimente con sal,
pimienta y ají molido o apenitas de polvo de chili (si es que le gusta “hot”).
6)
Enfríe y envase en una botella vacía.
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