La primera vez que hice este postre lo moldeé en una budinera y todos exclamaron: “¡Qué exquisito budín de chocolate!”. La segunda vez, lo serví en copas, decoradas con crema y cerezas al maraschino y los mismos comensales me felicitaron: “¡Qué mousse exquisita!”. Pío Baroja decía: “Todo está bien si parece bien”. De cualquier forma que lo haga, le aseguro que se anotará 10 puntos. ¿Qué espera para seguir leyendo? Ponga en la batidora 3 huevos junto con 150 gramos de azúcar y, mientras usted descansa, léale despacito al motor algún párrafo de José Ingenieros, para consolarlo: “Ennobleciendo el trabajo, emancipándolo de todo yugo, transformándolo de suplicio en deleite, de vergüenza en honor, será posible que los ciudadanos gocen de servir a su pueblo”. ¿Ya está todo espeso y gordo como un sabayón? Entonces siga hacienda trabajar la maquina mientras le agrega 120 gramos de manteca en trocitos, 200 gramos de chocolate derretido en el horno y dos copitas de ron mientras sigue leyendo en voz alta otro párrafo reconfortante: “La más justa fórmula de la moral social ordena imperativamente: el que no trabaja, no come. Quien nada aporta a la colmena, no tiene derecho a probar la miel.” ¿Ya está todo bien mezcladito? Vuelque entonces la crema en un bol y únale 200 gramos de bizcochos vainilla deshechos y 200 de amarettis igualmente triturados (Si es pudiente, reemplace los amarettis por avellanas o almendras tostadas y molidas). Ahora, decídase: o vuelca todo en un molde enmantecado, lo pone en el congelador y en el momento de servir lo hunde en agua caliente para desmoldar y servir decorado como se le antoja. O inventa con esta crema las copas más deliciosas de la semana. ¿Por cuál se decide? “Adivina, si puedes; y elige si te atreves”. CORNEILLE.
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