Si no aprovechamos ahora la oferta de frutillas para darnos todos los antojos del año o encerrarlas en frascos para asegurar el futuro, habremos desperdiciado el bien invisible más preciado:¡la oportunidad! Esta semana le propongo dos fórmulas: una, para no perder la línea y convertirlas en un helado fabuloso de bajas calorías. Y otra… ¡para olvidarnos de la dieta y conservarlas enteras en una jalea de locura! ¿Sabe qué lujo podrá darse, en pleno invierno, cubriendo con estas frutillas un helado de crema americana y flambeándolas con Grand Marnier o, simplemente, extenderlas sobre una tarta de ricotta?
- Helado de frutillas bajas calorías
1) Ponga en una cacerolita 300 cc de agua mezclados con 1 cucharada gorda de fécula de maíz.
2) Revuelva sobre el fuego hasta que la maicena se cocine. Es decir, hasta que hierva y espese.
3) Retire del fuego y vierta sobre una clara batida a nieve, mientras sigue batiendo hasta incorporar toda la maicena.
4) Limpie y licue 300 gramos de frutillas.
5) Mezcle el licuado a la crema anterior. Endulce con edulcorante líquido (yo le puse como 70 gotas de sucaryl…)
6) Vierta en un molde y coloque en el freezer hasta que el helado esté duro. (¡O haga trabajar a su heladora!).
7) Desmolde, corte en trocitos y licue hasta que se convierta en un helado de agua cremosísimo, como el que venden en la heladería. ¡Pero mucho más rico!
8) Mantenga en el congelador.
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