Si
señor. No hay ningún error. Hoy vamos a cocinar…“bizchocos”… Unos bizcochos
salpicados con pedacitos de chocolate que son una locura. Y no te aflijas si en
el dibujito parecen iguales a otras comiditas que ya hemos hecho. Solamente haciéndolos
podrás darte cuenta de que son totalmente distintos. ¿Vamos a ver si es así?
1. Da unos cuantos martillazos a una tableta entera de chocolate hasta
convertirla en trocitos (te recomiendo quitarle el papel después de martillar,
para que los pedacitos no salten como en este dibujo).
Luego bate
100 gramos de manteca con 1 taza de azúcar y, cuando este como una crema, agrégale
el chocolate, 1 huevo, 1 cucharadita de esencia de vainilla y 1 taza y media de
avena arrollada. Mezcla hasta formar una pasta.
2. Distribuye la pasta por cucharaditas sobre una placa enmantecada y
enharinada, colocando los montoncitos bien separados, pues al cocinarse se
aplastan y “crecen” a lo ancho.
3. Coloca la placa en el horno a temperatura moderada y cocínalos
alrededor de 15 ó 20 minutos (hasta que estén apenas dorados).
4. Retira la placa del horno, deja entibiar y, cuidadosamente, para que
no se rompan, saca uno por uno levantándolos con un cuchillo de hoja ancha. ¿Viste
que los pedacitos de chocolate no se mezclaron con la masa? ¿Entiendes ahora por
qué deben llamarse bizchocos y no de
otro modo?
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