¿Quién dijo que el roquefort se inventó sólo para los lenguados y pejerreyes? Compre 6 filetes de merluza, rocíelos con limón, sazónelos con poca sal y déjelos 3 horas en la heladera. Pasado este tiempo, cocínelos al horno, sin encimar, junto con trocitos de manteca, perejil picado y apenitas de caldo de verduras. Una vez cocidos páselos cuidadosamente a otra fuente y cúbralos con una pasta espesa hecha con queso roquefort y crema de leche. Último paso: vuelva la fuente a horno requetecaliente hasta que la crema al roquefort haga ¡glup! ¡glup! ¡glup!, y acompáñelo con papitas noisette hervidas y aderezadas con el fondo de cocción. ¿Vio qué bueno? “Muchas grandes merluzas (perdón: ¡hombres!) son simplemente la oportunidad” (V. García Martí).
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